"Un escritor nunca olvida la primera vez que acepta unas monedas o un elogio a cambio de una historia. Nunca olvida la primera vez que siente el dulce veneno de la vanidad en la sangre y cree que, si consigue que nadie descubra su falta de talento, el sueño de la literatura será capaz de poner techo sobre su cabeza, un plato caliente al final del día y lo que más anhela: su nombre impreso en un miserable pedazo de papel que seguramente vivirá más que el. El escritor está condenado a recordar ese momento, porque para entonces ya está perdido y su alma tiene precio". El juego del Ángel. Carlos Ruiz Zafón

martes, 14 de febrero de 2012

El momento

Nunca se vio en situación tan comprometida como aquella.Deseaba por encima de todo sentirse deseada hasta límites insospechados. Le desnudaba con la mirada e imaginaba sus manos recorriendo cada milímetro de su cuerpo. Sin pausa pero sin prisa. Cada prenda caía al suelo con un singular vuelo gravitatorio de seducción amontonándose sin querer junto al sofá. Nada podía detener el conjunto de sensaciones que les provocaba aquella situación. Un deseo sexual irrefrenable que les impedía dejar atrás sus mentes. Se trataba de tal embriaguez de pasión acumulada que ya estaba a punto casi de estallar. Es lo que pasa cuando uno se reprime durante tanto tiempo que al final resulta de lo más desesperado. No quería pensar en que era su amigo, o su compañero quería pensar en el simple hecho de que ambos se encontraban en la misma situación. No se querían y ni si quiera se gustaban sólo se necesitaban el uno al otro durante un margen temporal de "anarquía" en sus vidas, o por lo menos eso era lo que ella pensaba. 



Se puso su vestido más seductor, se maquilló suavemente, perfume de jazmín en el cuello, tacones altos. Sencillamente perfecta en si misma. Entró en el local, le vio en el extremo de aquella mesa, se sentó frente a el, dejó el abrigo a un lado y ...su mente convirtió todo aquello en la situación más comprometida de su vida

No hay comentarios:

Publicar un comentario