Hace un tiempo me contaban historias parecidas , y me negué a creérmelas.Siempre he sido un tanto escéptica y si no veo las cosas no suelo reconocer que son verdad. Es algo intrínseco en mi personalidad, no puedo remediarlo, pero de algún modo me ha ayudado a ser fuerte con el paso de los años. Es mejor reconocer que me equivocaba en el pasado que haber tenido que romper mis sueños en el presente.
Nadie te cuenta como es en realidad. Lo pintan todo sencillo y perfecto. No hablan de dudas, miedo o agobios. Todos dicen que es tan fácil. Pero mienten. No lo es. No obstante si dijeran la verdad nadie querría aventurarse en terreno pantanoso arremangarse los camales e ir a explorar lo desconocido. Me gusta poner el símil de la selva por cierto paralelismo que le encuentro. Nunca conoces a alguien si no conoces un machete y te adentras en la maraña de vegetación que rodea su aura. Es un reto y una aventura al mismo tiempo. Hay momentos que los árboles te rodean y te agobian tanto que piensas en desistir. Otras veces detrás de la espesura se esconde un paraje negro y terrorífico que no sabes que es. Y en ocasiones no sabes si el camino es el que marcan las piedras o el que está lleno de lianas. Pero ante todo esto solo cabe dejarte llevar por la intuición y poco a poco sentir que formas parte de la espesura, que eres un árbol más o una rama o solo quizá una hoja que se mueve a su compás. Que sientas sus manos como tuyas, su rostro familiar y sus labios como fuente contra tus dudas. ¿Por qué siempre cuentan lo bonito de una relación como una sucesión de besos y caricias y no como la aventura de conocer su alma?