"Un escritor nunca olvida la primera vez que acepta unas monedas o un elogio a cambio de una historia. Nunca olvida la primera vez que siente el dulce veneno de la vanidad en la sangre y cree que, si consigue que nadie descubra su falta de talento, el sueño de la literatura será capaz de poner techo sobre su cabeza, un plato caliente al final del día y lo que más anhela: su nombre impreso en un miserable pedazo de papel que seguramente vivirá más que el. El escritor está condenado a recordar ese momento, porque para entonces ya está perdido y su alma tiene precio". El juego del Ángel. Carlos Ruiz Zafón

martes, 1 de mayo de 2012



No  mientas. Le beso, mientras me susurra esas palabras al oído. Es imposible resistirse  a esa voz y a sus dedos mientras te recorre la espalda suavemente. Te pone  mirada de niño bueno, los ojitos brillantes y los labios en morritos. Imposible no darle un beso con esa carita. Pero es cuando paras y le miras de nuevo cuando te das cuenta de esa carita de chiquillo picarón que acaba de hacer una travesura. Si ha conseguido que le beses cuando hacia 2 segundos le dijiste que no lo harías más. No puedes evitarlo, es su voz y sus manos las que te tienen cautivada y nada ya puedes hacer. Te resistes para hacerte la dura. De poco sirve la verdad.