"Un escritor nunca olvida la primera vez que acepta unas monedas o un elogio a cambio de una historia. Nunca olvida la primera vez que siente el dulce veneno de la vanidad en la sangre y cree que, si consigue que nadie descubra su falta de talento, el sueño de la literatura será capaz de poner techo sobre su cabeza, un plato caliente al final del día y lo que más anhela: su nombre impreso en un miserable pedazo de papel que seguramente vivirá más que el. El escritor está condenado a recordar ese momento, porque para entonces ya está perdido y su alma tiene precio". El juego del Ángel. Carlos Ruiz Zafón

martes, 27 de diciembre de 2011

No me vengas con machotadas que tú caíste como el que más. Con armadura puesta y reluciente de comiste el barro, lo tragaste y lo saboreaste. Pero eso no es de chicos grandes como tú, de esos que se creen que lo saben ya todo en esta vida, se sientan junto a su portátil y su mundo de internet a vérselas venir. ¿Qué quieres que te diga?  Empiezo a hablar contigo con una perspectiva y acabo viendo lo estúpida que soy planteando algo así contigo. Quizá sea eso que fuiste gran maestro y me he convertido en lo que eres tú, y ya se sabe que al ladrón no le gustan los que son de su misma condición. Será eso que ya no me impresionas, que no caigo en tus redes tan fácilmente, que me hago la sorda porque no me gusta tu filosofía de vivir al día. Quien te ha visto y quién te ve, y ni sombra de lo que eras. La amaste y …la olvidaste? En fin parece que el dolor te ciega...ya nunca vas a amar? Quien dice “no quiero llegar a viejo solo” que ternura. Me enternece tu exceso de autoestima…¿Por qué te empeñas por vivir en el pasado? ¿Por qué preguntarme siempre por él? En serio chico,  ¿te enamoraste tu de el y no quieres reconocerlo? Te vanaglorias de no necesitar a nadie y mendigas cariño. En fin podrás decir lo que quieras pero cuanto más mayor me hago y más dura soy…mas te pongo

No hay comentarios:

Publicar un comentario