"Un escritor nunca olvida la primera vez que acepta unas monedas o un elogio a cambio de una historia. Nunca olvida la primera vez que siente el dulce veneno de la vanidad en la sangre y cree que, si consigue que nadie descubra su falta de talento, el sueño de la literatura será capaz de poner techo sobre su cabeza, un plato caliente al final del día y lo que más anhela: su nombre impreso en un miserable pedazo de papel que seguramente vivirá más que el. El escritor está condenado a recordar ese momento, porque para entonces ya está perdido y su alma tiene precio". El juego del Ángel. Carlos Ruiz Zafón

sábado, 1 de octubre de 2011

Hace mucho que no escribo de amor, porque hace mucho que no siento casi nada. Hace mucho que perdí la esperanza en mi misma y me lancé al vacío sin pensarlo dos veces. He pasado de enamoradiza por definición a todo lo contrario. Me he dado cuenta de que no sirvo para decir cielo, cuchicuchi , amor, osito y cosas varias. Hace algún tiempo que soy demasiado pragmática y solo veo defectos, ya no aprecio esas bonitas virtudes humanas, ya me he cansado de decepcionarme a mi misma. Pero lo que más lamento es haber perdido la inspiración. Ponerme delante de un papel y escribir era fácil cuando en tu mente solo había unos ojos, una sonrisa y una mirada, tenías algo en que basarte sustancialmente. Pero que haces cuando cierras los ojos y solo hay vacío. Tengo sequía de ideas, desde que me volví así ya no he vuelto a crear como antes, soy un pozo vacío en el que cada vez que intento tirar un cubo para sacar agua vuelve sin nada.

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