"Un escritor nunca olvida la primera vez que acepta unas monedas o un elogio a cambio de una historia. Nunca olvida la primera vez que siente el dulce veneno de la vanidad en la sangre y cree que, si consigue que nadie descubra su falta de talento, el sueño de la literatura será capaz de poner techo sobre su cabeza, un plato caliente al final del día y lo que más anhela: su nombre impreso en un miserable pedazo de papel que seguramente vivirá más que el. El escritor está condenado a recordar ese momento, porque para entonces ya está perdido y su alma tiene precio". El juego del Ángel. Carlos Ruiz Zafón

lunes, 18 de abril de 2011

Tiempo

Tiempo. No hay nada peor que el trascurso de las horas, los días, las semanas, los meses y los años. Nada peor que recordar el pasado y darte cuenta de que lo que hiciste antes influye más que nunca en tu presente. Amistades, enemistades, amores, desamores. Todo nos marca con una huella. Nos deja una cicatriz en la forma de pensar y ver las cosas, nos hace madurar o no, nos hace ser mejores o peores, pero nadie puede negar que sin lugar a dudas lo que nos hace es cambiar. Ya sea para bien o mal. Nuestro pasado es una parte de nosotros. Una parte intrínseca de la que no podemos desprendernos nunca. Cada día que terminamos es una hoja mas de nuestro pasado más reciente, una nueva línea en la historia de nuestra vida. Todos somos escritores a fin de cuentas. Escritores de hechos, de ideas y de pensamientos. No hace falta que sean escritos literalmente en un papel, nosotros mismo nos encargamos de que permanezcan en nuestras mentes y en la de los demás más próximos. Un pasado que nos impide seguir adelante en un presente es un mal pasado, es un pasado podrido que ha corrompido nuestra alma, es un pasado que no se va a poder olvidar que va a quedar ahí putrefacto junto a nosotros como una marcha enorme de grasa que jamás podremos quitar de nuestra camiseta. O un lunar horrible en nuestro rostro. Es una señal de que no supimos afrontar las cosas como se debían. Hay pasados que alivian el alma, pasados peores que algunos presentes, en los que es un consuelo no seguir padeciéndolos. Hay pasados gratos, de recuerdos de amor y esperanza de ilusión. Hay pasados de pasión. Hay pasados de amistad. Hay todo tipo de pasados. Yo tengo el mío. Tu el tuyo. Solo podrás ser libre si lo asumes y piensas en mejorarlo todavía más el futuro pasado con tu presente.