"Un escritor nunca olvida la primera vez que acepta unas monedas o un elogio a cambio de una historia. Nunca olvida la primera vez que siente el dulce veneno de la vanidad en la sangre y cree que, si consigue que nadie descubra su falta de talento, el sueño de la literatura será capaz de poner techo sobre su cabeza, un plato caliente al final del día y lo que más anhela: su nombre impreso en un miserable pedazo de papel que seguramente vivirá más que el. El escritor está condenado a recordar ese momento, porque para entonces ya está perdido y su alma tiene precio". El juego del Ángel. Carlos Ruiz Zafón

martes, 1 de marzo de 2011

JCPJC


Desde un tiempo para acá estoy convencida de que estoy predestinada a No amar. Y ello no se debe a la falta de oportunidades en la vida o la falta de seguridad en mis relaciones con los demás, se debe ni más ni menos que a mi propia filosofía. Es decir a una actitud tomada que no me deja ver más allá, pero con la que me siento a gusto y cómoda. Yo no espero al amor de mi vida, por el simple hecho de que soy una impaciente y no me gusta esperar ni a nada ni a nadie. Pero creo que ahora mismo me estoy equivocando y debería adquirir un nuevo planteamiento. “Las prisas nunca fueron buenas” dijo alguien muy sabio, alguna vez y debería ser atentamente escuchado por ello. Empeñarse en algo para lo que No Estoy Preparada, es algo que sólo me perjudica a mí y a nada mas que a mi propia vida. Jamás dije un “Te quiero” y a la vez jamás lo sentí. Mi ego acapara todo ese lugar que debería estar reservado para los demás. He de aprender a sacar a mi propio “yo” de mi corazón, cuando lo consiga, podré estar dispuesta a amar de verdad y finalmente sentir amor. Mientras tanto me seguiré dando trompicones por los estrechos y sinuoso caminos que se me pongan por delante en la vida.